TEHUELCHES: CAZADORES DE LA PATAGONÍA.
Si viajaras en micro desde Buenos Aires hasta el Sur de la Argentina,
pasarías muchas horas recorriendo un único paisaje, la meseta patagónica. En
esa región ventosa, con poca agua y escasa vegetación, habitaron los
Tehuelches.
Allí,
donde crecen pastos duros y arbustos espinosos, hace muchísimos años, abundaban
los guanacos. Estos mamíferos fueron el principal recurso de los pueblos
patagónicos. Ellos aprovechaban la carne para comer, los cueros para vestirse y
construir las viviendas, y los huesos para fabricar algunas herramientas, como
punzones para perforar cueros y agujas para cocerlos. Por eso, la vida de los
Tehuelches giraba alrededor de la caza del guanaco. Como los animales se
trasladaban por distintos lugares de la región buscando pasto para comer,
detrás de ellos iban los Tehuelches. Como no conocían el caballo – porque en
América no hubo caballos hasta que los trajeron los españoles – hacían los
recorridos a pie. Seguían una ruta más o menos fija tras las huellas de los
animales: en el verano, cerca de la cordillera; en el invierno, cerca de la
costa. También cazaban avestruces y recolectaban frutos silvestres con los que
completaban su dieta.
LA VIDA FAMILIAR ENTRE LOS TEHUELCHES.
LA VIDA FAMILIAR ENTRE LOS TEHUELCHES.
Los Tehuelches vivían en grupos familiares guiados por un cacique, al que elegían por su valor y su capacidad de expresarse bien. Los grupos tenían entre 50 y 100 personas, para que les alcanzaran las leñas y los animales que cazaban. Con una vida tan movida, lo mas practico era tener una vivienda fácil de armar y desarmar. Por eso, los Tehuelches habían diseñado el toldo, una especia de carpa hecha con cuero de guanacos y sostenidas por troncos.
LAS TAREAS COTIDIANAS.
Había mucho que hacer en una toldería tehuelche. No te olvides de que
todo lo que usaban lo fabricaban ellos mismos. En el campamento, las tareas
estaban repartidas y cada uno tenía algo para hacer.
Las frutillas silvestres las encontrás desde la provincia de Neuquén
hasta Tierra del Fuego. Mujeres y niñas tehuelches las recolectaban.
Los hombres cazaban guanacos. Una técnica era atar un guanaquito a un
arbusto para que se acercaran los guanacos grandes y poder cazarlos.
Los tehuelches comían huevos de ñandú. Les hacían un agujerito, luego
mezclaban la clara y la yema con un palito, y los colocaban sobre las brasas hasta
que estuvieran cocidos.
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