miércoles, 16 de noviembre de 2016

HISTORIA

¿Cuántos grupos humanos te parece que habitaron el territorio de la actual Argentina hace miles de años? Sin duda, fueron muchísimos y habitaron en diferentes regiones: en selvas húmedas, calurosas y de vegetación tupida, en zonas frías y montañosas, en extensas llanuras o en áridos desiertos.
Se llamaron a sí mismos Selknam, Wichis, Aonikén, Guenakén, Huarpes, Pehuenches, Querandíes y con otros tantos nombres más.
Los grupos con diferentes técnicas y herramientas, se las ingeniaron para obtener lo que necesitaban y aprovechar los recursos de la naturaleza. Esos hombres y esas mujeres, a lo largo de muchísimos años, crearon sus propias lenguas para comunicarse, fabricaron sus casas y sus elementos para trabajar, formaron sus familias  y educaron a sus hijos. Buscaron o produjeron sus alimentos, adoraron a sus dioses, fueron a la guerra cuando lo creyeron necesario; en una palabra, construyeron su propia cultura, es decir, una forma particular de vivir y entender el mundo. Como nosotros, pero en otro tiempo.

TRAS LAS HUELLAS DEL PASADO

¿Cómo sabemos acerca de la vida de los primeros pueblos? Estos grupos no habían inventado la escritura tal como hoy la conocemos. Sin embargo, existen otros modos de conocer culturas tan antiguas. ¿Cómo? Con el estudio de los restos que han quedado: tumbas, armas, recipientes, restos de comida, tejidos, herramientas de trabajo y, a veces, hasta aldeas completas. También mediante el análisis  de los petroglifos, que son dibujos hechos sobre rocas, y de las fotografías o dibujos que hicieron que ellos hicieron de ellos los conquistadores europeos.


Pero, si bien todos estos restos son fuentes de información, lo cierto es que no hablan por sí mismos. Es necesario interpretarlos. De esta tarea se ocupan diferentes profesionales: arqueólogos, antropólogos e historiadores.

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