GUARANÍES

GUARANÍES: LOS HABITANTES DE LA SELVA

En una extensa zona que comprendía el sur del actual Brasil, el Paraguay y el nordeste de la Argentina, en medio de la selva y cerca de los ríos, vivieron los guaraníes. A diferencia de los grupos de la Patagonia, los Guaraníes conocían la agricultura; por eso, sus viviendas eran más estables y formaban aldeas. Cada aldea estaba rodeada por una empalizada de madera y fosos repletos de lanzas con las puntas para arriba, trampas mortales para los que allí cayeran. Así se protegían. ¿De quienes? Por una lado, del ataque de tribus enemigas y, por otro, del temible yaguareté, un felino que habitaba en las selvas de América del sur y se solía merodear por las aldeas.

LA VIDA FAMILIAR ENTRE LOS GUARANÍES.

Cada aldea tenía un jefe a quien respetaban porque sabía hablar correctamente y por los buenos consejos que daba. Cuando en alguna familia había problemas, actuaba como juez.
En cada casa, vivían muchísimas personas. ¡En los tiempos más antiguos, hasta trescientas! Por eso, las casas eran enormes, como de 50 metros de largo. ¿Quiénes compartían una casa? La parentela, es decir, varias parejas con algún parentesco entre sí, junto con los hijos, primos, tíos, abuelos, nietos y demás. Pero colocaban tabiques divisores para que cada familia tuviera su intimidad.
Construían las casas con los mejores materiales para que soportaran las altas temperaturas y las fuertes lluvias de la zona: Techos de dos aguas de hojas de palmera, paredes de madera revocadas con barro, ninguna ventana y dos aberturas, una en cada punta para que circulara el aire. 

ALIMENTARSE EN LA SELVA.

Si caminaras por la selva, te asombraría la cantidad y variedad de animales y plantas que viven en ella. Sin embargo, obtener alimento allí no es una tarea fácil. Cultivar tampoco es sencillo, porque la capa de suelo fértil es muy delgada. Los guaraníes cultivaban con una técnica especial llamada de roza y quema.
Los hombres elegían el terreno, desbrozaban el suelo, y quemaban árboles y ramas. Los minerales de las cenizas nutrían el suelo.
Cercaban los terrenos para protegerlos de los animales. Luego las mujeres plantaban las semillas de zapallo, porotos, maníes, algodón, tabaco, hierbas medicinales o maíz. Con este último hacían pochoclo, al que llamaban pororó.
Después de la cosecha, tarea que también realizaban las mujeres, dejaban descansar esas tierras durante varios años. De este modo, volvía a crecer la vegetación natural y el daño a la naturaleza era mínimo.
Tenían varias técnicas de pesca: con anzuelo, con redes y canastas. También usaban un método asombroso: colocaban en el agua bolsitas con yuyos para atontar a los peces. Eso los convertía en presas fáciles de atrapar.

Los guaraníes se alimentaban de frutos silvestres, huevos, gusanos fritos y nutrias. También preparaban infusiones con las hojas de la yerba mate. 








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