Los indígenas
de Argentina son el conjunto de individuos y pueblos amerindios que ya
habitaban el territorio actual de Argentina al momento de su
descubrimiento por los europeos en el siglo XVI, así como también sus
descendientes actuales y pasados -mixogenizados o no con no indígenas- y
aquellos de iguales condiciones que migraron hacia el territorio argentino a
partir de ese momento. Estos pueblos o individuos son identificados
como indígenas, aborígenes u originarios, términos que han
desplazado mayormente al de indios. Las personas que en el censo de 2010
se consideraron a sí mismas como indígenas o descendientes de ellos fueron
955 032 constituyendo alrededor del 2,38 % de la población total
del país.
El
poblamiento humano del actual territorio de Argentina tiene una antigüedad de
al menos 12 890 ± 90 A.P. de acuerdo a los hallazgos
de Piedra Museo, en la región patagónica. Con posterioridad se
formaron tres ecorregiones indígenas con diferencias muy marcadas: en el
cuadrante del noroeste andino se establecieron culturas agroalfareras
emparentadas con la civilización andina y una parte de ellas llegó a
formar parte del Imperio incaico; en el cuadrante nordeste se
establecieron culturas agroalfareras relacionadas con la familia
tupí-guaraní; en la pampa y la Patagonia se establecieron
culturas nómadas (que no tenían una etnogénesis común ya
que pertenecían y pertenecen a familias lingüísticasdiversas).
Durante
la conquista europea las culturas indígenas que habitaban el actual territorio
argentino experimentaron destinos diversos. Por un lado las culturas pampeanas
y patagónicas así como las que habitaban el Gran Chaco resistieron la
conquista española y posterior aculturación y nunca estuvieron bajo su
dominación directa. Distinta fue la situación que se dio en el cuadrante
noroeste ya que la colonización española estableció sus principales centros de
población y producción sobre la base de trabajo encomendado de
los indios, en tanto que las naciones indígenas protagonizaron grandes
guerras e insurrecciones contra los españoles. El cuadrante noreste se caracterizó
por el establecimiento de las misiones jesuiticas de los
pueblos guaraníes que conformaron un tipo completamente original de
sociedades indígena-cristiana autónomas de la Monarquía Hispánica que
se enfrentaron incluso a las tropas conjuntas de España y Portugal en
la llamada guerra guaranitica, y que fueron finalmente disueltas por
la Corona Española en 1767.
Todas las
naciones indígenas sufrieron también el colapso demográfico que
afectó a todos los pueblos indígenas americanos, y que fue en gran medida
consecuencia de las enfermedades introducidas por los europeos. Se estima que a
la llegada de los españoles, había entre 0,4 y 2 millones de aborígenes en
Argentina, asentados y agrupados en los valles más fértiles del Noroeste
argentino y, en menor grado, en las orillas de los grandes ríos
del litoral argentino. El resto del extenso territorio tuvo una densidad
demográfica inferior a menos de 1 hab/km² (un habitante por kilómetro
cuadrado).Las fuentes más alcistas llegan a 1,5 millones y las más bajas a
0,3 millones de personas.
Una vez
que las Provincias Unidas en Sud América se constituyeron como estado
independiente en 1816 y después su continuadora, la República
Argentina, en 1826, se inició un proceso de conquista de los territorios
ocupados por los pueblos originarios que no habían sido dominados por el
Imperio español, especialmente en la pampa, la Patagonia y el Gran Chaco.
Estas guerras contra el indio, tuvieron su punto más alto en la
llamada Conquista del Desierto de 1880 en la que
fueron derrotadas las etnias mapuche y ranquel, y le permitieron
a la Argentina controlar efectivamente amplios territorios.
Los datos
definitivos de la Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) realizada
en 2004-2005 destacan la existencia de 30 pueblos indígenas en la
Argentina, integrados por 955 032 individuos (940 363 que se
autorreconocen pertenecientes a algún pueblo aborigen más el resto que no
pertenecen pero son descendientes en primera generación de un pueblo aborigen)
equivalente a aproximadamente el 2,38% de la población total. Ello sin
perjuicio que se ha estimado que casi el 60% de la población argentina tiene al
menos un antepasado indígena, aunque en la mayoría de los casos se ha perdido
la memoria familiar de esa pertenencia. Todas las culturas indígenas han sido
afectadas por un proceso deliberado de invisibilización, promovido desde
el Estado, desde la segunda mitad del siglo XIX.
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